Siempre me han atraído los sombreros. Mi abuelo los llevaba y mi padre todavía se toca su anciana cabeza con sombreros de todos los colores y formas. Hace cuatro años entré, por casualidad (de ahí el nombre de CASO), en el maravilloso taller de Matteo y Veronica, los creadores y el alma de SUPER DUPER HATS. Aquello fue amor a primera vista. Desde entonces no he dejado de llevar sus maravillosas creaciones de fieltro.
La primera idea que me vino a la cabeza, cuando Matteo me propuso esta colaboración, fue sobre Diógenes, el célebre filósofo cínico. Solía reírse de las poderosas damas griegas que se paseaban con sus pelucas perfumadas. El viejo cínico les gritaba que todo el tiempo que ellas usaban (de hecho no ellas, sino sus esclavas) para perfumar sus pelucas era solo para el disfrute de los pájaros. Y tenía razón, ya que los olores son moléculas olfativas evaporadas y tienden a elevarse. La idea de perfumar un sombrero, me hizo pensar en crear un perfume para los pájaros. Era una idea loca, inútil y por ello, hermosa.
Pero Matteo me puso en su sito diciéndome que su idea era poner una tela de algodón orgánico dentro del sombrero, para rociar el perfume en ella. Eso cambió mi perspectiva y me sedujo de inmediato.
El gesto de ponerse el sombrero, es absolutamente personal. Cada uno de nosotros tiene una forma particular de colocar su sombrero en la cabeza. Algunos lo hacen con ambas manos, otros con una. Algunos lo colocan con una pequeña inclinación (unos a la derecha, otros a la izquierda), los hay que se lo ponen hacia atrás. Es todo un signo de identidad. Pero todos pasan el interior del sombrero por su nariz. La idea de perfumar ese gesto íntimo, de otorgar un aroma especial a ese movimiento común me pareció increíblemente inspiradora.
Normalmente, cuando nos ponemos un sombrero es porque vamos a salir. Es un gesto que llama a la acción. En mi caso, cuando me pongo el sombrero es porque voy a cosechar, a montar a caballo o en bici, o a pasear por la naturaleza. Por lo tanto, siempre se trata de algo motivador. Asocio este gesto a buenos momentos inmersos en la Naturaleza. Y quería que todos sintieran un poco lo mismo, así que cuando comencé a formular lo hice con esa idea en mente.
También quería hacer un perfume que pudiera funcionar especialmente bien con las segregaciones del cabello, ya que los sombreros nos hacen sudar en la cabeza y mantienen la temperatura estable. Además de perfumar ese “gesto”, también quería perfumar sutilmente nuestro cabello, para que después de usar el sombrero (después de disfrutar de estar al aire libre) pudieras mantener en tu cabello, el mismo aroma natural y salvaje de una forma extendida.
La otra inspiración viene de Matteo y Valeria, por supuesto. De las plantas y paisajes que los mueven y los acompañan desde su más tierna infancia en Italia.
El resultado, es una curiosa mezcla entre fresca y cálida, muy aromática y con un toque selvático, elaborada con abeto, resina de pino, lavanda, limón, salvia y romero cosechado de forma silvestre.
En español tenemos un dicho que dice “ponerse el mundo por montera”. Es difícil de traducir. Literalmente significa ponerse el mundo como un sombrero, lo que significa que no importa lo que otros piensen o digan de ti, debes seguir haciendo lo que quieras y seguir tus intuiciones. Con este sombrero perfumado queremos que hagas lo mismo, y que seas lo suficientemente valiente para seguir tu olfato… o tu corazón, que es lo mismo.