El agua destilada ha sido, sin duda, uno de los remedios más antiguos utilizados en medicina. Se trata del agua más pura y equilibrada que podías conseguir, en una época en la que encontrar agua potable no era tan sencillo.
Desde que Maria la judía, en el siglo 3 d.C invento el alambique, el mayor uso que se le dio durante siglos fue el de “purificar” el agua para usos medicinales y de higiene. Añadiendo plantas en la destilación por arrastre de vapor, sumaban los beneficios y propiedades vegetales de cada especie: romero, tomillo, lavanda. Por tanto, el hidrolato es un valioso coproducto de la destilación (y no un subproducto como nos hacen creer), junto al aceite esencial y en sus inicios más util y popular que los aceites esenciales, que eran sólo usados por una elite muy reducida para producir perfumes y cosméticos.
Los aceites esenciales, a veces sorprenden y no tienen mucho que ver con el olor de la planta fresca. Son más densos y de una complejidad desbordante. En cambio, los hidrolatos tienen la particularidad, en la mayoría de los casos, de reproducir mucho más fielmente el olor de la planta en su estado salvaje, y eso, en BRAVANARIZ fue un maravilloso descubrimiento que no podíamos pasar por alto.
En el mercado, encontramos “supuestos” hidrolatos o hidrosoles, llamados muchas veces aguas de planta (Agua de rosas, Agua de romero…etc). La mayoría de las veces son agua corriente a la que le añaden unas gotas de aceite esencial, en el mejor de los casos, natural (generalmente sintético). Es importante comprobar que en algún lugar (en la etiqueta o el envase) indique que se trata de un hidrolato puro producido por destilación de arrastre de vapor. No hace falta decir que la diferencia es abismal. No solo en su fragancia sino en sus beneficios y propiedades.
Así mismo, es sabido que el agua es posiblemente el elemento más contaminable que existe. Cuando abres una botella de agua mineral, con el simple contacto con el aire, ya se ha contaminado. Eso sólo es preocupante desde un punto de vista farmacológico y analítico. Por supuesto, puedes beberla sin problema alguno, faltaría más. Esa es la gran ventaja del alcohol, y de los perfumes de base alcohólica. El alcohol lo mata todo y funciona como el mejor de los conservantes. Por eso los perfumes naturales de base acuosa son tan complicados de producir sin añadirles alcohol o conservantes de cualquier tipo. Lo mismo pasa con los hidrolatos. Nosotros no lo dudamos mucho. Como nuestra producción es limitada, preferimos mantenerlos puros y reducir su fecha de caducidad que añadir cualquier sustancia que pudiera restar potencia a sus cualidades naturales. Eso los hace bastante únicos en el mercado.
Cada BOIRA es una mezcla seleccionada de hidrolatos, agua condensada co-producida durante la destilación por arrastre de vapor de las plantas, con todas sus propiedades y beneficios. Los hidrolatos contienen toda la planta en cada gota, el mismo fluido que fluía a través de las células de la planta cuando se cosechó. Cada litro de BOIRA contiene entre 0,05 y 0,2 mililitros de aceite esencial disuelto. Nada más. Sin alcohol ni conservantes de ningún tipo.
Agua destilada pura de plantas recolectadas de forma silvestre.
Su fragancia sutil y suave te conecta con la naturaleza y despierta tus emociones, mientras que las propiedades naturales y beneficiosas del agua te refrescan y limpian a ti y a tu entorno.
BOIRA en catalán significa niebla. Niebla que adormece tu mirada y dispara tus otros sentidos, dándote una percepción más completa y animal.